La música y la danza tradicionales de Kazajistán son tesoros espirituales que reflejan la historia, la visión del mundo y la vida cotidiana del pueblo. Basadas en antiguas raíces túrquicas, estas formas de arte se han transmitido oralmente durante siglos y siguen siendo una parte inseparable de la identidad cultural.
En la música tradicional, el género kui ocupa un lugar especial. Los kuis son de carácter narrativo y, aunque en muchos casos carecen de letra, describen acontecimientos, fenómenos naturales o escenas heroicas a través de la música. Algunos kuis famosos como “Adai”, “Er Targyn” y “Sary Arka” son considerados joyas de la música clásica kazaja. Cada región tiene su propio estilo de interpretación, lo que demuestra la riqueza de la cultura musical.
Para enseñar y preservar la música popular kazaja, existen desde hace años escuelas de dombra y colegios de música. Los compositores modernos también se inspiran en estos motivos tradicionales para crear nuevas obras para dombra y orquesta. Así, la música se desarrolla uniendo el pasado con el presente.
Las danzas tradicionales representan diversas escenas de la vida —desde ceremonias nupciales hasta la caza, desde relaciones familiares hasta actividades laborales colectivas. Los movimientos simbólicos de las manos, la cabeza y los pies expresan la conexión con la naturaleza, la amistad con los animales y profundos sentimientos espirituales. También son muy populares entre el pueblo los concursos de poesía y música conocidos como “Aitys”, en los que dos akyn compiten mediante preguntas y respuestas improvisadas, combinando talento musical y poético.
Los festivales de música y danza desempeñan un papel fundamental en la conservación de estas artes. Cada año se celebran días de la música nacional y festivales folclóricos en diferentes regiones del país, con la participación de artistas locales e internacionales. Gracias a estos festivales, la música kazaja sigue ganando reconocimiento en el ámbito mundial.
La cultura musical y dancística de Kazajistán es un rico patrimonio que conecta el pasado con el presente, mantiene viva el alma del pueblo y se transmite a las generaciones futuras. Estas formas de arte no son solo entretenimiento, sino también expresión de la memoria, el orgullo y la identidad de un pueblo.
